En estos momentos donde la coyuntura de las elecciones se impone sobre conceptos éticos o políticas continuistas que probablemente decidirán el rumbo del país para los próximos 8 años, uno de los principales temas que se maneja es el del gasto público y como para todos ya es bien conocido, una de las causas más importantes de la crisis griega es el déficit del gasto público, lo cual conlleva a que el estado lo reduzca hasta su mínima expresión y eso se ha visto reflejado en las elecciones colombianas por el concepto y el manejo que le dará el próximo presidente al mismo.
Se habla de un recorte presupuestal del gobierno a causa de diferentes conceptos, la guerra, la salud, el narcotráfico, la educación, etc., pero siempre bajo la premisa de un estado más austero y con ingresos más altos, sin medir las consecuencias de la forma como se consiguen estos y como se recortan las cuentas del mismo, tanto así, que se plantean soluciones cortoplacistas como la venta de empresas estatales que generan réditos al finalizar cada periodo contable, el aumento abrupto de los impuestos de una forma desbalanceada y en detrimento de las personas menos favorecidas, el recorte a la salud, a la infraestructura, a la educación y por consecuencia el recorte a la recreación y deporte.
En la constitución nacional de 1991 que ha sufrido tantas modificaciones a capricho de favorecer las medidas de desempeño del gobierno que este de turno, se lee el artículo 52 (con modificación del año 2000) que dice lo siguiente:
“El ejercicio del deporte, sus manifestaciones recreativas, competitivas y autóctonas tienen como función la formación integral de las personas, preservar y desarrollar una mejor salud en el ser humano.
El deporte y la recreación, forman parte de la educación y constituyen gasto público social.
Se reconoce el derecho de todas las personas a la recreación, a la práctica del deporte y al aprovechamiento del tiempo libre.
El Estado fomentará estas actividades e inspeccionará, vigilará y controlará las organizaciones deportivas y recreativas cuya estructura y propiedad deberán ser democráticas”.
En este articulo de la constitución se reitera lo afirmado anteriormente donde se menciona que la recreación y el deporte son elementos constitutivos de la educación, por lo tanto si en el gasto publico social se realizan recortes presupuestales se ve afectada la recreación y el deporte y como daño colateral se podría ver afectada la salud de las personas (porque no la mejora); de este modo podríamos inferir que para reducir el gasto público en salud, se debería invertir en recreación y deporte, a modo que sería una inversión que vería sus efectos con el paso del tiempo reduciendo costos de enfermedades y/o dolencias ya que mejora la salud si se promueve por parte del estado la recreación y el deporte.
Teniendo como referencia la formación integral de las personas gracias a elementos como la recreación y el deporte, es de vital importancia la administración de las entidades estatales que brindan dicho derecho-servicio, ya que sin una difusión y participación activa por parte de estas instituciones el objeto de la recreación y el deporte se ve truncado. La administración de la recreación y el deporte muchas veces es manipulada y vapuleada por intereses clientelistas que distorsionan y la convierten en objeto de prebendas, también en intereses clientelistas y dicho elemento constitutivo de la formación integral de las personas se esfuma, corroe y malversa a favor de unos pocos.
En Colombia los intereses generales han sido desdibujados por otros que no son inherentes a las personas, tanto así, que no nos hemos dado cuenta de una falsa guerra que ha sido perpetuada hasta el cansancio para disfrazar los intereses de unos pocos en los intereses de muchos; no nos hemos dado cuenta que el desarrollo integral de las personas ha sido puesto como una preocupación de segundo nivel por parte del estado, la salud es una mercancía y nosotros somos los clientes (esto también influido por una mala interpretación de los estándares de calidad), la educación ya no pertenece a los debates de primer orden que un país democrático siempre debe tener en su agenda y por lo tanto la recreación y el deporte están desde hace mucho tiempo infravalorados como ejes de la sociedad del conocimiento.
El discurso político de nuestros candidatos no trasciende a esferas filosóficas de donde proviene la política, simplemente se queda en la necesidad desesperada de las personas en escuchar que ellos tienen soluciones inmediatas a problemas cotidianos que no tienen nunca una solución factible si se tratan de la forma actual, la recreación y el deporte no es un juego, es un derecho que todas las personas debemos ejercer y que el estado debe ser capaz de responder de forma efectiva tanto individual como colectivamente, en competencia como en esparcimiento y en cualquier dimensión que este derecho se proyecte puesto que de ahí depende una parte de nuestra transición y evolución a una sociedad del conocimiento.
